¿A quién podemos acompañar, y a quién no? considerando otra mirada teórica

 



El deseo de ayudar, en Counseling, suele ser abundante. Pero no siempre podemos ayudar a todos, ni todos pueden ser acompañados con las herramientas que ofrece nuestro encuadre.

Lo que sí conviene no restringir es nuestro deseo de conocer, de seguir formándonos y de explorar otras formas de comprender la conducta humana.

Desde ese interés por ampliar mi mirada, encontré en las teorías psicodinámicas contemporáneas algunas claves conceptuales —distintas a las del enfoque rogeriano— que, sin embargo, iluminan preguntas muy similares a las nuestras

Lo que comparto aquí es una síntesis de esa exploración, con el deseo de ampliar sin contradecir, y de mostrar cómo, incluso desde marcos diferentes, pueden surgir fundamentos que refuercen una práctica ética, clara y cuidadosa. 

— Graciela Marta Vázquez

Counselor. Especializada en desarrollo personal y escucha ética


Esta nota recorre temas como:
qué se entiende por estructura psíquica, qué es "acompañable" y qué no, señales a observar en la primera consulta, límites éticos del acompañamiento y herramientas para decidir con mayor claridad.

 1. Introducción

El Counseling es una disciplina de ayuda profundamente respetuosa del mundo interno de cada persona. Sin embargo, no toda persona que consulta está en condiciones de iniciar —o sostener— un proceso de acompañamiento centrado en la palabra, la reflexión y el vínculo.

Por eso, una de las responsabilidades fundamentales del counselor es discernir éticamente a quién puede acompañar y a quién no, más allá del deseo genuino de ayudar.

Desde otras miradas teóricas surge la misma necesidad: poder definir a tiempo si la persona que consulta es plausible de Counseling o no. Explorando otras perspectivas, encontré que las teorías psicodinámicas contemporáneas también se plantean esta pregunta, aunque con otras denominaciones y, por supuesto, desde otras concepciones del funcionamiento psíquico.

Esta guía surge como una recopilación conceptual que apunta a fortalecer una de las competencias en Counseling: reconocer, a partir de la primera entrevista, si la persona que consulta es apta para nuestro encuadre de acompañamiento. O, como se diría desde la psicodinamia: si tiene una estructura psíquica lo suficientemente integrada como para sostener un proceso de Counseling, o si, por el contrario, necesita un encuadre terapéutico, psiquiátrico o interdisciplinario más amplio.

A lo largo del texto se explican, con lenguaje claro y fundamentos actuales, las diferencias entre las estructuras psíquicas, (Entendiéndose por “estructura” un concepto teórico y no un diagnóstico clínico), neurótica, borderline y psicótica, incluyendo una categoría poco difundida pero relevante: la psicosis compensada. También se brindan herramientas de observación no diagnóstica y criterios éticos para tomar decisiones responsables desde nuestro rol.

Acompañar no siempre es intervenir. Y escuchar éticamente implica saber cuándo decir que no, para cuidar al otro y cuidar el oficio.

2. ¿Qué se entiende por estructura psíquica?

El término estructura psíquica proviene del psicoanálisis y hace referencia a un modo estable y profundo de organizar el aparato psíquico, el vínculo con los otros, la percepción de la realidad y la vivencia del conflicto. No se trata de un diagnóstico ni de una enfermedad, sino de una forma de ser en el mundo, con sus propias reglas internas de funcionamiento.

Cada estructura implica una forma particular de:
Relación con la realidad (¿hay o no juicio de realidad?),
Constitución del yo (¿integrado, difuso, fragmentado?),
Tramitación de la angustia (¿soportable, desbordante, expulsada?),
Mecanismos de defensa predominantes (represión, escisión, forclusión, etc.),
Y modo de vincularse con los demás.

Las principales estructuras psíquicas reconocidas por la teoría clínica son:
• Neurótica
• Límite o borderline
• Psicótica

A estas se suma una forma cada vez más observada en la práctica contemporánea: la psicosis compensada, que se diferencia de la psicosis clínica o descompensada.

Conocer estas estructuras no implica etiquetar a las personas, sino poder ubicarlas en un marco de comprensión que permita tomar decisiones profesionales con mayor claridad y cuidado. Desde el Counseling, no se diagnostica ni se interpreta la estructura, pero sí se observa si hay condiciones para construir un proceso vincular que no exponga a la persona a un mayor sufrimiento.

El uso de categorías estructurales en este material no tiene fines diagnósticos ni clasificatorios, sino observacionales y éticos. Su propósito es ayudar a definir con mayor responsabilidad si el proceso de Counseling es adecuado o si se requiere otra forma de intervención.

3. Estructura neurótica

La estructura neurótica es, en términos generales, la más extendida en la población general y la que mejor se presta a la Consultoría. La persona con esta estructura conserva el juicio de realidad, tiene un yo relativamente integrado, y puede representar simbólicamente sus conflictos. Siente angustia, pero la reconoce como propia y busca comprenderla.

En este funcionamiento, el conflicto se ubica entre el deseo y la norma internalizada. El aparato psíquico opera con defensas maduras como la represión, la racionalización, el desplazamiento o la formación reactiva, sin que estas interrumpan gravemente el lazo con los otros.

Las personas con estructura neurótica pueden presentar síntomas (como ansiedad, fobias, somatizaciones, inhibiciones), pero estos no comprometen su identidad ni su vínculo con la realidad. En general, buscan ayuda con una pregunta, un malestar o una necesidad de cambio, y pueden construir un vínculo de confianza que habilite el trabajo.
En la neurosis, el síntoma es una formación de compromiso entre el deseo inconsciente y la defensa, una solución parcial al conflicto psíquico. (Freud, 1926).
Desde el Counseling, se puede trabajar con estas personas sin riesgo estructural, acompañando la exploración de sentidos, la elaboración emocional, la toma de decisiones y el fortalecimiento de recursos personales. Siempre que el encuadre esté claro, el counselor puede intervenir con herramientas como la escucha activa, el aquí y ahora, las preguntas abiertas o la visualización, sin provocar desorganización interna.
La persona neurótica sufre, pero sufre con conciencia de sí. Conserva su narrativa, su deseo y su pregunta. (McWilliams, 2011)

4. Estructura límite (borderline)

La estructura límite o borderline se caracteriza por una identidad difusa, una alta inestabilidad emocional, vínculos intensos y contradictorios, y una mayor dificultad para integrar experiencias internas de forma coherente. Aunque la persona suele conservar el juicio de realidad, este puede alterarse transitoriamente ante situaciones de estrés, abandono o confrontación emocional.

El conflicto central no se ubica en el deseo versus la norma (como en la neurosis), sino en una tensión constante entre el yo y los objetos internos no integrados. Los mecanismos de defensa predominantes son primitivos, como la escisión, la proyección, la idealización y la desvalorización. Esto se traduce en percepciones extremas: una persona puede ser vista como totalmente buena y, poco después, como totalmente mala.
La característica estructural esencial del funcionamiento borderline es la difusión de identidad, junto con el uso de defensas primitivas y la conservación parcial del juicio de realidad. (Kernberg, 1996)
En el discurso, suelen aparecer intensas fluctuaciones afectivas, sensación de vacío, miedo al abandono, y una autoimagen inestable. El vínculo con el counselor puede instalarse rápidamente con idealización, pero también romperse con la misma rapidez ante una mínima frustración.

Desde el Counseling, no se recomienda trabajar en soledad con personas con estructura límite descompensada o sin tratamiento paralelo. Sin embargo, en casos compensados y con supervisión, puede haber lugar para el acompañamiento si:

• La persona está contenida por una red profesional.
• No hay acting out en curso.
• Se trabaja sobre la estabilidad del vínculo y la validación emocional, sin interpretar ni confrontar.
El trabajo con estructuras límite requiere una capacidad muy fina de sostener el encuadre sin responder ni al llamado fusional ni al rechazo destructivo. (McDougall, 1989)

5. Estructura psicótica

La estructura psicótica se caracteriza por una alteración profunda del lazo con la realidad y del sistema simbólico que permite significar el mundo. En esta estructura, el conflicto no se produce entre deseo y norma (como en la neurosis), ni entre partes del yo (como en la estructura límite), sino que hay una falla en la constitución misma del sujeto como ser simbólicamente inscrito.

El concepto clave en esta estructura es la forclusión (foreclusion), introducido por Jacques Lacan. La forclusión del Nombre del Padre implica que ciertos significantes fundantes (como la ley, el límite, la alteridad) nunca fueron inscriptos en el campo simbólico del sujeto. Esto produce una inestabilidad radical del yo y del sentido, que puede desencadenarse en forma de delirio, alucinación o desorganización psíquica.
Lo que ha sido forcluido del campo simbólico retorna en lo real (Lacan, Seminario III: Las psicosis, 1955–56)
En la práctica, las personas con organización psíquica de base psicótica pueden presentar síntomas graves como ideas delirantes, alucinaciones, discurso desorganizado o catatonia. Pero también pueden atravesar períodos de calma en los que no hay síntomas visibles. Aun así, el funcionamiento psíquico sigue siendo vulnerable a rupturas ante situaciones desencadenantes (duelos, separaciones, nacimientos, cambios vitales).

Desde el Counseling, no es ético ni recomendable trabajar con personas con esta estructura si no hay tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico en curso. El vínculo de ayuda, si no es sostenido por una red, puede precipitar un desencadenamiento o reforzar un delirio.

La intervención no adecuada con sujetos psicóticos no estabilizados puede tener efectos devastadores, incluso si parte de una intención solidaria. (Maleval, 1996)

La escucha del counselor puede ser valiosa como parte de un dispositivo complementario, por ejemplo, en tareas de acompañamiento institucional, pero nunca como encuadre principal ni único.

6. Psicosis compensada: una clínica silenciosa

No toda psicosis se presenta con síntomas evidentes o desorganización manifiesta. En las últimas décadas, se ha reconocido la existencia de personas con estructura psicótica compensada, es decir, sujetos que —aun con una organización psicótica de base— logran sostener cierto equilibrio sin delirios, alucinaciones ni episodios agudos.

Se trata de una clínica del borde, más difícil de detectar, donde el sujeto se organiza a través de invenciones personales, rutinas estrictas, creencias estabilizadoras o vínculos particulares que actúan como anclajes simbólicos. El juicio de realidad puede estar conservado, pero la lógica interna del discurso revela una organización distinta de lo simbólico.
La psicosis ordinaria es aquella que no presenta desencadenamientos ruidosos, pero donde el sujeto ha debido inventar una solución para compensar la forclusión estructural. (Miller, 2006)
En consulta, pueden aparecer marcas sutiles: lenguaje literal, uso rígido de categorías, escasa capacidad metafórica, mirada “extrañada”, dificultad para construir una narrativa emocional. A veces la rareza se percibe más en lo que “falta” que en lo que se dice.

El acompañamiento desde el Counseling es posible solo si la persona está estabilizada, no hay signos de descompensación y el encuadre se sostiene con firmeza, previsibilidad y supervisión constante. No se busca interpretación ni insight, sino sostén vincular, anclaje relacional y validación de su modo singular de estar en el mundo.
No se trata de curar al sujeto psicótico, sino de acompañar su invención. El vínculo, cuando es respetuoso y estable, puede operar como suplencia. (Recalcati, 2012)
En estos casos, nuestro objetivo de ayuda no es “trabajar algo” ni “lograr cambios”, sino simplemente brindar un espacio donde la persona se sienta recibida sin ser invadida. El solo hecho de acompañar su modo de estar en el mundo, sin exigirle más de lo que puede simbolizar, ya puede ser profundamente reparador.
No todo progreso se mide en insight. A veces sostenerse sin romperse es un logro inmenso. (adaptación de Recalcati, 2012) 

7. Señales a observar en la primera consulta

Una de las responsabilidades éticas más importantes del counselor es saber discernir si la persona que consulta está en condiciones de iniciar un proceso de ayuda centrado en la palabra, el vínculo y la simbolización, o si necesita otro tipo de abordaje.

Este discernimiento no se basa en un diagnóstico ni en etiquetar al otro, sino en observar signos concretos del funcionamiento psíquico, del estado emocional, del modo de vincularse y de su capacidad para construir sentido sobre lo que le ocurre.
El counselor no diagnostica estructuras, pero sí observa señales para definir si hay condiciones mínimas para el proceso de ayuda. (McWilliams, 2011)
A continuación, se presentan algunas señales clave para guiar esa observación, que pueden ayudar a responder, con honestidad profesional:

¿Esta persona puede ser acompañada desde el Counseling?

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 Señales de aptitud para iniciar un proceso

Juicio de realidad conservado.

Discurso coherente, con lógica y cronología.

Capacidad de introspección incipiente (“me pasa algo y no entiendo bien qué”).

Emociones reguladas, aunque intensas.

Deseo de comprenderse, cambiar o sentirse mejor.

Vínculo posible: hay resonancia, escucha, respeto.

Capacidad de estar en presencia de otro sin disociarse ni desbordarse.

No hay señales de riesgo inminente para sí o para otros.

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 Señales de alerta o supervisión necesaria

Historia de diagnósticos psiquiátricos o internaciones.

Uso de medicación psicotrópica sin seguimiento actual.

Discurso contradictorio, poco enlazado o excesivamente literal.

Afectividad desbordada o inhibida en extremo.

Oscilaciones afectivas o identitarias marcadas.

Dificultades en el vínculo: idealización súbita, desconfianza, ambigüedad.

Dudas estructurales persistentes (extrañeza en el vínculo, relato sin espesor).

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 Señales de derivación inmediata

Delirio manifiesto o creencias sin anclaje compartido con la realidad.

Alucinaciones o voces que la persona considera reales.

Riesgo de suicidio o autolesión.

Pérdida de sentido de identidad o discurso desorganizado.

Imposibilidad de establecer un encuadre básico o una conversación mínima.

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Saber acompañar también implica saber cuándo no intervenir. La ética del vínculo se funda en el cuidado del otro, no en la omnipotencia de ayudar a toda costa.

8. Conclusión y criterios de encuadre responsable

Comprender las estructuras psíquicas no implica clasificar a las personas, sino reconocer los límites y posibilidades del encuadre, para no exponer a quien consulta a un camino que no puede transitar sin desorganizarse o sin contar con la red necesaria.

El Counseling es una práctica profundamente humana, que ofrece un espacio de encuentro, escucha, validación y acompañamiento significativo. Pero no todas las personas que consultan pueden —o deberían— iniciar un proceso de Counseling. Por eso, discernir si hay condiciones psíquicas para sostener ese proceso es, ante todo, un acto de responsabilidad profesional y cuidado hacia el otro.

Acompañar no es invadir. No siempre el otro necesita lo que yo estoy dispuesto a ofrecer. (adaptación de McDougall, 1989)
Cuando hay signos de estructura neurótica, la relación de ayuda puede desplegarse con amplitud, trabajando en la exploración emocional, el autoconocimiento y la toma de decisiones.

Cuando se sospecha una estructura límite, será necesario contar con supervisión continua, trabajar el vínculo como eje central, y evitar interpretaciones apresuradas.
En estructuras psicóticas o en psicosis compensadas, el objetivo ya no será “trabajar algo”, sino simplemente acompañar sin interferir, sostener sin exigir, validar sin interpretar.

Escuchar éticamente no es buscar resultados, sino habitar el encuentro desde el respeto por el modo singular de existencia del otro. (Recalcati, 2012)
El encuadre responsable se construye desde la humildad: sabiendo que no siempre somos el recurso adecuado, que podemos acompañar solo cuando el vínculo es posible, y que derivar a tiempo también es una forma de cuidar.

9. Anexos

 Ficha de autoevaluación post-entrevista

¿Puedo acompañar a esta persona desde el Counseling?

Completa esta guía en soledad, luego de la primera entrevista. No reemplaza una supervisión, pero ayudará a tomar decisiones con mayor claridad.

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FUNCIONAMIENTO GENERAL

1. ¿Pudo relatar su motivo de consulta de forma comprensible?

2. ¿Su discurso tuvo lógica y continuidad (aunque sea básica)?

3. ¿Mostró alguna conciencia de su malestar o deseo de cambio?

4. ¿Mantuvo contacto con la realidad en todo momento?

5. ¿Pude establecer con ella un vínculo de confianza inicial?

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 LENGUAJE Y RELATO

6. ¿El lenguaje fue simbólico y flexible, o excesivamente literal o cerrado?

7. ¿Hubo capacidad para nombrar emociones propias?

8. ¿Pude seguir el relato sin sentir confusión o extrañeza persistente?

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AFECTIVIDAD Y REGULACIÓN

9. ¿Expresó emociones de manera proporcional a lo relatado?

10. ¿Tolera el silencio, la espera, el límite?

11. ¿Mostró conductas impulsivas, desreguladas o inquietantes?

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VÍNCULO POSIBLE

12. ¿Sentí que podía construirse un vínculo profesional respetuoso?

13. ¿Hubo idealización extrema, desconfianza marcada o ambivalencia disruptiva?

14. ¿Tuve dudas persistentes o malestar interno durante la entrevista?

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 ORIENTACIÓN ESTRUCTURAL (sin diagnosticar)

15. ¿Su relato mostró lógica y simbolización compatible con una estructura neurótica?

16. ¿Percibí oscilaciones afectivas o vinculares intensas que sugieran funcionamiento límite?

17. ¿Observé rarezas sostenidas que podrían sugerir una estructura psicótica compensada?

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 ALERTAS EN CONSULTA

18. ¿Mencionó ideas suicidas, delirios o alucinaciones?

19. ¿Está medicada sin acompañamiento terapéutico?

20. ¿Hubo signos de riesgo para sí o para otros?

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 CONCLUSIÓN ORIENTATIVA

Elegí una sola opción para cerrar tu reflexión:

⬜ Sí, es apto/a para iniciar un proceso de Counseling.

⬜ Sí, pero con seguimiento y supervisión profesional.

⬜ No por el momento. Es necesaria una derivación o interconsulta.

Tabla comparativa entre estructuras psíquicas

A continuación, se presenta una tabla que sintetiza los principales rasgos observables en cada estructura, con fines orientativos.

Dimensión

Estructura neurótica

Estructura límite (borderline)

Estructura psicótica

Psicosis compensada

Juicio de realidad

Conservado

Conservado (con alteraciones transitorias)

Alterado o perdido

Conservado pero frágil

Identidad del yo

Coherente, estable

Difusa, inestable

Fragmentada o disuelta

Frágil, sostenida por compensaciones

Relato y lenguaje

Coherente, metafórico, lógico

Coherente con oscilaciones emocionales

Disgregado, delirante o ininteligible

Literal, rígido, sin matices

Conflicto central

Deseo vs. norma interna

Abandono / vacío / idealización vs. desvalorización

Quiebre del lazo simbólico

Sostén precario frente al vacío simbólico

Defensas predominantes

Represión, racionalización, formación reactiva

Escisión, idealización, desvalorización, proyección

Forclusión, proyección, negación radical

Rituales, invención simbólica, apego extremo

Vínculo con el otro

Ambivalente pero posible

Intenso, inestable, fusional o persecutorio

Fusionado o desorganizado

Sostenido si hay encuadre firme y confiable

Capacidad de simbolizar

Alta

Parcial

Muy baja o ausente

Limitada, estabilizada por formas propias

Acompañamiento posible

Sí, plenamente apto para Counseling

Sí, con supervisión y red de sostén

No, requiere derivación

Solo en fase estable, con marco firme y claro


 Bibliografía general recomendada

  • Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. Obras Completas.
    Fundamento clásico sobre el conflicto neurótico y los mecanismos de defensa.
  • Kernberg, O. (1996). Trastornos graves de la personalidad. Paidós.
    Referente en la conceptualización de estructuras límite y diagnóstico estructural.
  • Lacan, J. (1955–56). Seminario III: Las psicosis. Paidós.
    Obra clave para entender la noción de forclusión y estructura psicótica.
  • McWilliams, N. (2011). Psicodiagnóstico psicoanalítico. Ed. Morata.
    Clarísimo y aplicable para diferenciar estructuras sin caer en tecnicismos excesivos.
  • Miller, J.-A. (2006). La psicosis ordinaria. Conferencias y publicaciones varias.
    Desarrolla el concepto de psicosis compensada o discreta en la clínica actual
  • Recalcati, M. (2012). Las nuevas melancolías. Paidós.
    Aporta una mirada contemporánea sobre el sufrimiento psíquico y los límites del tratamiento.
  • McDougall, J. (1989). Teatros del cuerpo. Amorrortu.
    Explora las manifestaciones psíquicas en el cuerpo, con sensibilidad clínica y enfoque humanista.

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