DATOS PROFESIONALES

Mi foto
Tel.: (011) 15 6834 7354 , la atención puede ser virtual y/o presencial en el barrio de Caballito CABA. , Argentina
Procesos de ayuda en : Crisis, Duelos; Conflictos familiares, de pareja; laborales. Asistencia en toma de decisiones y necesidad de cambios; Servicios de asesoramiento tanto a individuos como a parejas y a grupos; Asesoramiento a corporaciones, empresas e instituciones en problemas y conflictos vinculares y de comunicación.

Una experiencia “rusa”

En las últimas vacaciones, con mi marido y mis dos hijos subimos los cuatro a una montaña rusa. Era uno de esos juegos agresivos  que te llevan a altísima velocidad y te dan varias vueltas dejando los pies para arriba, de costado, tomando cuervas y demás artilugios para que realmente te asustes y la adrenalina llegue a su pico máximo.



Nos sentamos de a dos en fila, yo con mi marido adelante y mis dos hijos, de 15 y 21 años, en el carrito de atrás. Durante los segundos que duró el recorrido todo mi cuerpo iba en contra de la inercia natural, y luchaba por mantenerme dentro de mi asiento, me preocupé mucho por mi vida y hasta asumí que estaba en presencia del final y me hasta despedí del mundo! Con lo cual no disfruté para nada de la experiencia…

Pasada la tarde y habiendo ido a otros entretenimientos  dentro del parque de diversiones en el que estábamos, los chicos quisieron volver a ir a esa misma montaña rusa…
Acepté pensando que tal vez en esta segunda oportunidad podría disfrutar un poco más y además, muy en el fondo, para que no creyeran que “mamá carecía de coraje”…

En esta segunda oportunidad, mis dos hijos iban juntos en el carrito de adelante y a la vista mía. Durante los segundos que duró el recorrido ni por un momento temí por mí misma, pero una idea patética  se me instaló, y era que ahora iba a ver caer a alguno de mis hijos, sino los dos, y no iba a poder auxiliarlos, que tampoco iba a poder pedir ayuda por ellos sino hasta que terminara la vuelta y demás “ horrosidades desahuciantes” en relación a ellos que por fin se disiparon cuando terminó la vuelta.

Luego olvidé tan nefasta experiencia en la que lo pasé realmente mal y la resolví como un momento en que “ideas intrusivas” se apoderaron de mi conciencia.

La definí de esa manera hasta el día que me encontré contándole, porque venía al caso,  esta experiencia a una consultante.

Cuando los hijos van creciendo, de apoco se van corriendo de nuestro campo perceptual, sensorial, y empezamos a ocuparnos y centrarnos en nosotros, respondiendo a un proceso natural y necesario.

Pero a veces ocurre que la vida y las circunstancias nos los vuelven a poner adelante, ya sea porque les ocurre algo o están con dificultades, entonces volvemos a fijarnos en ellos, a ocuparnos, a ayudarlos, y nosotros mismos, con desconcierto, quedamos en un segundo plano nuevamente.

Y así…desde el momento que nos convertimos en madres o padres los hijos siempre tendrán esa llave invisible de acaparar o soltar nuestra atención. Ya no depende exclusivamente de nosotros.

Por supuesto que algunas veces las cosas no son tan simples, a veces es difícil asumir que los hijos han crecido y se han independizado; que van en otro carrito, y hasta tal vez de otra montaña rusa…

Y también a veces es difícil reconocer que siguen o que han vuelto al carrito de adelante… y que otra vez, si no nos ocupamos de ellos primero, no podremos volver a ocuparnos de nosotros.


Graciela Vazquez
Consultora Psicologica, Counselor
Con especialización en Desarrollo Personal y en Parejas y Familias.
Co- docente de cátedra en Holos Capital

No hay comentarios:

Publicar un comentario