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Resiliencia

La resiliencia es la posibilidad que todos tenemos, de manera explícita o latente, de lidiar con aquellos acontecimientos que nos ocurren en la vida, que resultan disociadores, estresantes o amenazadores. De modo que nos permite superarlos, sobreponernos, readaptarnos y salir adelante, con más recursos de los que teníamos antes del desventurado suceso.




Se empezó a pensar en la resiliencia a partir de los estudios realizados por una investigadora, psicóloga social, Emily Werner que siguió durante 30 años a una población de niños nacidos en 1950 en una islita de Hawái, Kauai, caracterizada por la pobreza, por familias disueltas, alcoholismo, drogas, es decir múltiples elementos considerados factores de riesgo de los que producen patologías.
Y vieron lo que se esperaba ver… la aparición de patologías. Pero, también, se vieron otras cosas, se vieron que niños que venían con patologías en la niñez, en la adolescencia se recuperaban y llegaban a ser adultos normales, sanos, tenían su trabajo, hacían su familia y otros que no, que fracasaban. A pesar de todo, muchos se “salvaban” de las adversidades. Muchos llegaban a ser adultos normales a pesar de haber atravesado todas esas situaciones tan dramáticas.
 Entonces se preguntó ¿Por qué se salvan los que se salvan? ¿Qué tienen esos chicos, esos adolescentes que han pasado tantas penurias y terminan siendo adultos normales?...

 Se vio que mientras una crisis o un estado persistente de estrés pueden derrumbar a algunas personas; otras emergen de ellas fortalecidas y con mayores recursos, a esto se refiere el concepto, tan estudiado en las últimas décadas, de resiliencia.
 La resiliencia nos permite tener una vida sana en un medio insano, sobreponernos de las penas, reencauzarnos, enmendarnos, fortalecernos y crecer.
 Se debe a una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano, a una familia o a un grupo, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida.
 La resiliencia es un llamado al cambio: de la pobreza, la depresión, la autoestima deteriorada, la ausencia de expectativas y a pesar de todo, encontrar un sentido a la vida.

 Testimonios de resiliencia hay muchísimos, como el de Victor Frankl que soportó su larga y penosa estadía en los campos de concentración nazi, gracias a haberse enfocado en la idea de recuperar sus escritos, que le habían sido quitados al momento de caer prisionero, por nombrar alguno.

 Dira Nietzsche: "quien dispone de un para qué es capaz de sobrellevar casi cualquier cómo"



La adversidad puede ser causa de nuestra destrucción o el trampolín a partir del cual crecer, todo depende de poder convertir la tragedia en un logro personal, a lo que Goethe agregaría: “Toda situación es una oportunidad para algo”.
 Por esto Jaspers afirma que las situaciones límite son un acicate para el hombre a través del cual, él decide en qué tipo de persona habrá de convertirse.
 Todos contamos con la capacidad de resiliencia, aunque su desarrollo y despliegue dependa de la interacción con los otros. No la construye el sujeto por sí solo sino que se da en un contexto. Un niño que crece en una familia con tendencia a la resiliencia, estará más estimulado en ese sentido y podrá desarrollarla de una manera más efectiva, que otro que ha crecido en una familia con este recurso imposibilitado o bloqueado, aunque no sea una situación determinante ni definitoria.

 Pilares para la resiliencia:
- La Capacidad de relacionarse con otros: Se refiere a la habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, para balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros. Encontrar la esperanza en los vínculos.

 - El Sentido del Humor: poder jugar, Aprender a encontrar lo cómico en la propia vida, para desdramatizar, para preservarnos de las adversidades, y reducir la tragedia. - La Autoestima: Alimentar el amor hacia uno mismo: “me quiero, confió en mí, yo puedo, voy a salir adelante”. Es la base de los demás pilares.

 - La capacidad de Introspección: El arte de preguntarnos a nosotros mismos qué es lo que necesitamos y darnos una respuesta honesta y realista. - La Independencia: Poder poner límites entre uno y el medio problemático, la capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento. La capacidad de autonomía. - La Iniciativa: El gusto de aspirar a más y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes

 - La Creatividad: Capacidad de crear, orden, belleza, y finalidad a partir del caos y el desorden. - La Moralidad: Diseñar nuestra propia escala de valores, de una manera responsable, extendiendo el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y la capacidad de comprometerse.

 - La Ética: Conciencia y compromiso con uno mismo y la humanidad en la concreción de valores.

 Emily Wagner dio cuenta con su trabajo, de que siempre que había una evolución positiva de un chico hacia la adolescencia, de un adolescente hacia la adultez era porque había habido una relación con otro ser humano, no necesariamente un familiar, podía ser un amigo, alguien de la familia extensa, un médico, un educador, que le había dado una mano, lo había atendido, lo había escuchado, le había dado un consejo, le había puesto un límite, le había enseñado algo, le había trasmitido algo de su saber y de esas pequeñas cosas que había ido recogiendo ese niño en su vida, había podido superar ese destino aciago que los riesgos hacían pronosticarle. …lo humano no es algo que se da biológicamente, humano es algo que se produce en relación con otros seres humanos.

El ser humano se cría como tal en relación con otro ser humano, se genera desde cuando el bebe encuentra en la leche que le da la teta de la madre la mirada, la sonrisa, las caricias, el reconocimiento de su ser. Y cuando crecemos, seguimos necesitando de ese afecto y reconocimiento de parte de quienes nos rodean, la voz de aliento, la voz de esperanza, esa carta de un amigo que llega en el momento oportuno para darnos un empujón para superar situaciones trágicas. Todo nuestro entorno humano nos va suministrando cosas y nos permite mantener algo del orden de la autoestima.
Todos tenemos la necesidad de comunicarnos, de que nos escuchen, de que nos acepten, de demostración de afecto, de sentirnos cerca de los otros, de que nos están apoyando, y nos van permitiendo ser y crecer. Maturana (biólogo y filósofo chileno) dice que el amor es darle al otro la relación de un legítimo otro. No tiene que ver con algo, como puede ser la posesión o la pasión, el amor existe mientras uno da y sostiene el lugar de otro, es el amor, que sigue estando, que sigue existiendo y que de alguna manera es lo que nos permite sobrevivir de las peores situaciones. En los momentos de duelo, de máxima desesperación cuando estamos sufriendo un trauma, una adversidad, una muerte significativa, necesitamos de algún otro, que nos acompañe, que nos escuche, que nos abrace. Que nos permita expresar todo lo que tenemos que decir, toda la bronca que puede aparecer, la bronca contra Dios, contra el mundo, contra todo lo que sea que nos esté haciendo sufrir en ese momento.

 Todo proceso de duelo es muy difícil si no existen otros seres humanos alrededor. Y ahí, de algo nos vamos a aferrar. Queda en nuestras manos preguntarnos acerca de los seres humanos que tenemos alrededor, todo lo que podemos recibir y podemos dar a ellos y de qué modo.
 Ese va a ser el mejor seguro de vida para poder afrontar las adversidades que nos pueden estar esperando en cualquier recodo de nuestra existencia. 

Graciela Vazquez.- ------------------------------------------------------------------------------------ Referencias: Aldo Melillo (médico y psicoanalista) conferencia en “Renacer”. Bs As 2005
 Richardson y colaboradores (1990)
 Higgins (1994) Pilares de la Resiliencia,
Suárez Ojeda. Características de la Resiliencia Personal,
 Woolin

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