El consultante

Todos en algún momento de nuestras vidas necesitamos ayuda, pero a veces no sabemos a quién pedírsela,

por que no nos sentimos enfermos ni incapaces, como para recurrir a los profesionales tradicionales y desconocemos que hay otra disciplina, que se ha formado para auxiliarnos en esas ocasiones difíciles en las que pareciera que "solos no podemos".

Las personas que se verían beneficiadas con consultar a un Counselor son aquellas que se sienten disconformes con su vida y que atraviesan alguna circunstancia que las perturba.
Su maneras de percibir las cosas ya no le son útiles, lo que antes le servía, ahora ha dejado de hacerlo; las defensas habituales han perdido efectividad.
Tiene desacuerdos (que de alguna manera percibe) entre su yo y su yo mismo.
Su desarrollo como persona está detenido o en deterioro, los conflictos lo invaden y no sabe como enfrentarlos ni resolverlos. Síntomas, angustia, miedo, temor, se hacen carne en su existencia.
El displacer predomina sobre el placer;
Su vida es difícil o la hace difícil para los demás;
No puede ser la persona que quiere ser, algo (casi siempre su si mismo) se lo impide.
El consultante puede ser un individuo, una pareja, una familia, un grupo o una institución. El principio es el mismo: algo molesta, algo no anda, lo que se desea no se puede alcanzar, un “nudo” se ha instalado, por lo cual algo hay que desatar para que siga fluyendo hacia donde se quiera.
Puede ser consultante de Counseling toda aquella persona que:

• Cuente con cierta capacidad para reflexionar sobre su realidad y su entorno; 

• Pueda ejercer un cierto grado de intuición, de observación, de capacidad de critica, ya sea para consigo misma como para con los demás; 

• No se considere a sí misma o al mundo en que vive como realidades acabadas, para lo cual sostendría la creencia de la falta total de alternativas; 

• Posea un mínimo de capacidad, actual o potencial, para la propia iniciativa; sin creer que son otros los que deben preocuparse por ella y solucionar sus problemas, haciendo responsable de lo que le pasa a su familia o a otras contingencias sociales. 

• O en todo caso tener la disponibilidad para revertir esas creencias.

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